Cae
la noche en Maicolpue
A
Roxana
No importa que mañana las nubes oculten
al lucero del amanecer.
Estoy dispuesto a esperar contigo
a que pasen la últimas lluvias.
Tú y yo, con los bolsillos vacíos, podríamos comprar
lo mejor que el mundo ofrezca.
De Tril-Tril bajan carretas cargadas con carbón.
La radio anuncia mensajes de familias llegadas
de pueblos lejanos.
Aún quedan en la arena las huellas de los duendes
que bailaron en la playa.
El aire fino vuelve a la montaña.
Cae la noche en Maicolpué.
El mirar como el soñar desatan nudos de una
conciencia imaginada.
Yo escribo este poema para ti.
Es también mi trabajo.
En los cerros la noche no es espacio
sino amenaza de eternidad.
Brillan luces de algún entierro.
Una linterna ilumina el camino de regreso.
En la casa,
las polillas se embriagan con la luz de la ampolleta.
El silencio retorna sus rincones.
Junto al fuego duerme el niño
que un día tendremos juntos y el vacío
apenas podría hoy
soñar con una estrella, humeando entre sus dedos.
al lucero del amanecer.
Estoy dispuesto a esperar contigo
a que pasen la últimas lluvias.
Tú y yo, con los bolsillos vacíos, podríamos comprar
lo mejor que el mundo ofrezca.
De Tril-Tril bajan carretas cargadas con carbón.
La radio anuncia mensajes de familias llegadas
de pueblos lejanos.
Aún quedan en la arena las huellas de los duendes
que bailaron en la playa.
El aire fino vuelve a la montaña.
Cae la noche en Maicolpué.
El mirar como el soñar desatan nudos de una
conciencia imaginada.
Yo escribo este poema para ti.
Es también mi trabajo.
En los cerros la noche no es espacio
sino amenaza de eternidad.
Brillan luces de algún entierro.
Una linterna ilumina el camino de regreso.
En la casa,
las polillas se embriagan con la luz de la ampolleta.
El silencio retorna sus rincones.
Junto al fuego duerme el niño
que un día tendremos juntos y el vacío
apenas podría hoy
soñar con una estrella, humeando entre sus dedos.
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