jueves, 20 de junio de 2019

JAVIER BAUTISTA MUÑOZ





Herida

A Héctor Carreto



Metí los dedos bajo su falda blanca,
y removí la delicada tela
esperando acariciar la culpa.

Metí los dedos en la herida
debajo del levísimo algodón de azúcar.

Ella anhelaba ser herida
y yo necesitaba escribirle poemas:
por eso levanté los cielos de esa tela
y desde ahí las metáforas fueron precisas,
coloqué el puñal por las caderas,
la pluma en la cintura y la columna,
la sinestesia entre el vientre y el sostén caído,
mojé con ritmo los labios y los ojos;
más abajo, palpé con metonimia los muslos,
las piernas
y los pies.
Calmé la sed de la piel y del hurto.
Herí al poema y lo salpiqué de culpas.

Cumplimos los objetivos de esa noche:
matamos dos pájaros de un tiro.



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