Regreso
de la isla
Exacta
en tu irisada geometría
de verde mar y espuma aprisionada,
tu bienandanza dejo. Inviolada,
los pájaros coronan tu alegría.
Etérea
por la leve lejanía
—mas que rosa de bruma sombra airada—
eres aliento de infinita nada:
fantasma del sentido y la armonía.
Tras
infinitas huellas siderales,
un delfín pone anuncios de cristales;
cielo y mar, mar y cielo es el arcano.
En
la tierra ya la planta, tu figura
—corola de salina arquitectura—
renacerá en la palma de mi mano.
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