[Tenue desnudez]
Te
acercas al borde del abismo
y
presientes la luz debajo de la niebla.
Sabes
que la música es un silencio triste
en los
parajes del miedo,
que el
alba ha dejado de existir
y ya no
te acompañará.
Descubres
el frío,
la
carne rota y la desazón,
y
entonces comprendes
que a
pesar de todo eres apetitoso para la muerte
y su
corte de gusanos.
Ahora
que la luz es sólo un delirio,
ahora
que la voz del aire
se
observa carcomida por la sombra,
despiertas
sin despertar.
Hurgas
entre los pensamientos
y la
última imagen
es la
de un túnel saliendo de ti:
la
tenue desnudez.
¿De qué
te sirve repartir los huesos,
leerte
entre los “colmillos” de los hambrientos,
oler la
noche y creer que se trata de estrellas podridas?
Todo
inútil.
El
hedor, el brillo roto y el hastío asedian tus horas extraviadas.
Todo
inútil.
Son
ruidosos los días en que sólo te ocupa el silencio.
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