jueves, 7 de diciembre de 2017

SANDRA URIBE PÉREZ




[Tenue desnudez]



Te acercas al borde del abismo
y presientes la luz debajo de la niebla.
Sabes que la música es un silencio triste
en los parajes del miedo,
que el alba ha dejado de existir
y ya no te acompañará.

Descubres el frío,
la carne rota y la desazón,
y entonces comprendes
que a pesar de todo eres apetitoso para la muerte
y su corte de gusanos.

Ahora que la luz es sólo un delirio,
ahora que la voz del aire
se observa carcomida por la sombra,
despiertas sin despertar.

Hurgas entre los pensamientos
y la última imagen
es la de un túnel saliendo de ti:
la tenue desnudez.

¿De qué te sirve repartir los huesos,
leerte entre los “colmillos” de los hambrientos,
oler la noche y creer que se trata de estrellas podridas?
Todo inútil.
El hedor, el brillo roto y el hastío asedian tus horas extraviadas.
Todo inútil.
Son ruidosos los días en que sólo te ocupa el silencio.





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