II
Bendita
sea esta sed.
Pétalo
negro que me corona.
La
espina de luz despierta la carne.
En
la corriente de las aguas talla mi cara.
Bendice.
El
espíritu se rinde a la navaja.
Monumento
de sangre:
El
cuerpo escurre.
En
la otra margen del tiempo.
Mi
corazón late.
Su
pulso se siente.
Mas
su sonido no suena.
La
tierra se abre.
Soy
ella.
De: “Dentro de la estrella
blanca”.
Versión de Eduardo Langagne
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