Majestad
Negra
Por
la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Quimbamba
–rumba, macumba, candombe, bámbula–
entre dos filas de negras caras.
Ante ella un congo –gongo y maraca–
ritma una conga bomba que bamba.
Culipandeando la Reina avanza,
y de su inmensa grupa resbalan
meneos cachondos que el congo cuaja
en ríos de azúcar y de melaza.
Prieto trapiche de sensual zafra,
el caderamen, masa con masa,
exprime ritmos, suda que sangra,
y la molienda culmina en danza.
Por la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Quimbamba.
Flor de Tórtola, rosa de Uganda,
por ti crepitan bombas y bámbulas;
por ti en calendas desenfrenadas
quema la Antilla su sangre ñáñiga.
Haití te ofrece sus calabazas;
fogosos rones te da Jamaica;
Cuba te dice: ¡dale, mulata!
Y Puerto Rico: ¡melao, melamba!
sus, mis cocolos de negras caras.
¡Tronad, tambores; vibrad, maracas!
Por la encendida calle antillana
–rumba, macumba, candombe, bámbula–
va Tembandumba de la Quimbamba.
va Tembandumba de la Quimbamba
–rumba, macumba, candombe, bámbula–
entre dos filas de negras caras.
Ante ella un congo –gongo y maraca–
ritma una conga bomba que bamba.
Culipandeando la Reina avanza,
y de su inmensa grupa resbalan
meneos cachondos que el congo cuaja
en ríos de azúcar y de melaza.
Prieto trapiche de sensual zafra,
el caderamen, masa con masa,
exprime ritmos, suda que sangra,
y la molienda culmina en danza.
Por la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Quimbamba.
Flor de Tórtola, rosa de Uganda,
por ti crepitan bombas y bámbulas;
por ti en calendas desenfrenadas
quema la Antilla su sangre ñáñiga.
Haití te ofrece sus calabazas;
fogosos rones te da Jamaica;
Cuba te dice: ¡dale, mulata!
Y Puerto Rico: ¡melao, melamba!
sus, mis cocolos de negras caras.
¡Tronad, tambores; vibrad, maracas!
Por la encendida calle antillana
–rumba, macumba, candombe, bámbula–
va Tembandumba de la Quimbamba.
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