jueves, 31 de julio de 2014

ANTONIO MIRABAL


 

Aún rememoro aquella tarde...

 

Aún rememoro aquella tarde ... ardía
sobre el crestón de la montaña enhiesta
rútilo el sol, corona de la fiesta
que tu belleza blanca presidía...

Tarde rubia de amor la de aquel día
en que los dos amábamos... la orquesta
inundaba la espléndida floresta
de una lluvia de tibia melodía...

Muchas tardes van ya, pero ninguna tiene
el mismo esplendor de luz de aquella
tarde de luna y sol y de fortuna...

Por eso cada tarde en mi alma, sella
un símbolo de amor: la blanca luna
vagando en torno de la tarde aquella.

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