Eleofonte sale en busca de
la pureza para Judith
Veamos
al señor del delirio
compuesto para la batalla
Ha expulsado a las estaciones de su epicentro
y les ha ordenado naufragar
en los ojos de los hombres
Ha partido por la mitad las horas y los años
Sin prisa ha trenzado
los cabellos de todo su cuerpo
Ha perfumado sus manos
Despídese sin mirar de la niña ciega
De la labia que llora
y que tampoco lo mira
Desordena los astros y luego los sigue
Con el ojo en el vacío coge el horizonte
Al galope el animal se hunde
en el mundo de las tetas cortadas
De espaldas a la labia corre
Ve caer colores en los cuerpos de Natura
que son cuerpos de mujer
en su dolor y en su belleza
Eleofonte en el segundo fasto
separa mandíbulas y piernas
Surca la tierra de aguas pegajosas
Se vuelve canto mondo verosímil necesario
en el intento de sudar las fuerzas
hasta rescatar de los hombres
la Pureza de la ciega.
compuesto para la batalla
Ha expulsado a las estaciones de su epicentro
y les ha ordenado naufragar
en los ojos de los hombres
Ha partido por la mitad las horas y los años
Sin prisa ha trenzado
los cabellos de todo su cuerpo
Ha perfumado sus manos
Despídese sin mirar de la niña ciega
De la labia que llora
y que tampoco lo mira
Desordena los astros y luego los sigue
Con el ojo en el vacío coge el horizonte
Al galope el animal se hunde
en el mundo de las tetas cortadas
De espaldas a la labia corre
Ve caer colores en los cuerpos de Natura
que son cuerpos de mujer
en su dolor y en su belleza
Eleofonte en el segundo fasto
separa mandíbulas y piernas
Surca la tierra de aguas pegajosas
Se vuelve canto mondo verosímil necesario
en el intento de sudar las fuerzas
hasta rescatar de los hombres
la Pureza de la ciega.
De: Judith y Eleofonte
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