¿Qué
acabamos de ver?
1
El
viento y la miopía son como decir:
niebla
boira bruma humo.
No
te veo, pero aparece tu mano y luego
tu
abrazo y tu olor.
El
centro de la ciudad siempre parece
desenfocado
nebuloso lluvioso.
Imposible
detenerse en una sola cara
lo
suficiente. No veo bien desde hace días.
Anochece
mientras intentas explicarme
las
formas de tu dolor,
y
tus ojos brillan. Parece que puedes verlo todo,
como
si anticiparas el futuro.
¿Ya
has visto cómo mi corazón está a punto de
caer
en picada?
Te
diré lo que pienso después del cine.
2
Entramos,
nos ponemos las gafas,
el
pasado las atraviesa
y
nos chupa los ojos.
Un
trance en el que las formas pasadas
del
dolor nos empujan hasta
la
parte trasera de nuestros sesos.
Las
primeras imágenes del cine colombiano, sin sonido:
una
mujer que frustra el suicidio de un hombre,
una
mujer cuyo gesto de placer es igual al del dolor,
el
espectro del primer amor que la persigue,
una
fiesta en la que mujeres y hombres no han parado de bailar
desde
1922 hasta hoy (¿qué día es hoy?),
hombres
que se dan la mano una vez tras otra,
actos
pactos pactan.
El
cine fundacional.
¿Desde
entonces se firmó nuestra sentencia?
¿Allí
fue donde conspiraron nuestro desconsuelo?
¿Qué
despedida anticipaban estas imágenes?
El
grano de la película se confunde con la lluvia:
el
centro de la ciudad condenado, desde entonces,
a
llover
es
como decir: niebla transparente
es
como decir:
3
La
luz me marea, me acomodo las gafas.
Pienso
que asumes que lloro.
Yo
no lloro, tú lloras.
¿Desde
cuándo lloramos?
¿Cómo
se puede amar en este estado?
El
gesto de amargura de esas mujeres
se
repite en mí, ¿cuántas veces?
Sus
ojos son los míos:
negros
nublosos opacos.
¿Los
tuyos son los de ellos?
Salimos
y me haces fijarme en los fantasmas.
Uno
de ellos nos ronda,
nos
invita a un espacio sin tiempo.
Tus
ojos no son los de un fantasma:
se
posan en todas las cosas
como
si estuviéramos más vivos que nunca.
4
Lo
primero fue la despedida.
¿Qué
significa estar viendo estas
imágenes
espectrales a tu lado,
después
de que me has hablado de tu dolor?
El
fin de nuestro amor ya estaba representado
en
las primeras imágenes del cine colombiano.
Nuestro
amor no empezó nunca.
Un
viaje en el tiempo, absurdo,
para
despedirnos en el pasado y que en el presente
sea
como si nunca nos hubiéramos encontrado:
el
argumento perfecto para esta comedia romántica
de
fantasmas. Pero no:
al
final de la noche, cerramos los ojos juntos.
Qué
acabamos de ver, preguntas.
Crees
que lloro por:
Y yo
lloro por:
Crees
que te culpo por:
¿Podemos
amarnos o,
como
en el poema de Arango,
la
muerte burlona se cuela
entre
nuestras pieles?
Aún
así, acá estoy tocándote el pecho
y tú
a mí. Nuestras sombras se mueven
en
algún lugar futuro de la habitación:
allá
se aman, o se amaron,
con
los ojos cerrados
proyectando
sobre los párpados
luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario