Nubes (I)
No
habrá una sola cosa que no sea
una
nube. Lo son las catedrales
de
vasta piedra y bíblicos cristales
que
el tiempo allanará. Lo es la Odisea.
que
cambia como el mar. Algo hay destino
cada
vez que la abrimos. El reflejo
de
tu cara ya es otro en el espejo
y
el día es un dudoso laberinto.
Somos
los que se van. La numerosa
nube
que se deshace en el poniente
es
nuestra imagen. Incesantemente
la
rosa se convierte en otra rosa.
Eres
nube. Eres mar, eres olvido.
Eres
también aquello que has perdido.
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