En las noches...
En
las noches, cuando era niño,
al
salir de la casa me parecía sentir
que
a lo lejos, del otro lado del río,
alguien
levantaba las manos y me llamaba.
Yo
trataba de escuchar esa voz
entre
el ruido de la noche.
Pero
las estrellas numerosas hacían ruido,
se
congregaban ensordecedoras
como
si el calor las hiciera brillar más.
Y
la tierra también desprendía una voz
de
piedras, de raíces, de días,
bajo
el polvo caliente del verano.
Las
luces de las casas parecían vivientes.
Todo
tenía luz, todo era un lugar ocupado, milagroso.
Pero
sólo yo oía, sentado en la tierra.
Oh
dios mío, sólo yo oía, sentado en la tierra.
Sé
que todavía esa noche, ahora, alguien levanta las
manos
y me llama.
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