jueves, 5 de enero de 2017

GIOVANNA BENEDETTI




Umbral de los perplejos 

No habrá nunca una puerta. Estás adentro.
J.L. Borges

Estás
en el umbral de la mansión
—y en todas partes—
así a tu alrededor, como en tu fuero interno.
No hay entradas ni salidas, ni siquiera senderos;
sólo un plano de trazos que simula lo undívago:
................................una escalera perpetua
................................una fugaz clepsidra
una cámara doblada y un molino del tiempo
una piedra angular en su clave de bóveda
y una rosa infinita, como es siempre la rosa.

La mansión
te supone su hospedante y su huésped.
Te incorpora el pretexto y te consigna su entorno.
Puedes andar sus andaduras, transitar sus espejos
encartar cualquier estancia o quebrar sus geometrías.
En todo caso (a punto fijo) pulsarás sus resortes:
...............porque así como es arriba,
......................................así es abajo
y así como es afuera, así es adentro.



De: “Entrada abierta a la mansión cerrada”



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