viernes, 26 de julio de 2013

SERGIO MONDRAGÓN




Copista



Del abrojo que alegre el viento arrastra
surge un fuego
que respeta mis manos añosas de pirú;

del destello fugaz en los campos del sol;
de la luna de labios resecos que besa
mi boca terrena…

de semejantes construcciones
brota el lenguaje que me inspira
con sílabas ligeras, con visiones frescas:

todo lo cual es una cálida promesa,
la señal de que el Verbo retoña en mis comarcas
y madura huertas y cantos en mis manos de copista:

el copista:
ese ser que aprende a escribir y a mirar con pacienica
en la naturaleza de las cosas.

De “Hojarasca”


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