Calle
del agua
El
tiempo descansa a tus pies
como baldosas lunares,
en tus flancos cobalto,
en la aldaba-mano de las puertas.
Alguien abre persianas matutinas
todavía con nudos de vino y jaleos en la sienes.
Café. Primera bocanada. Rocío que se evapora.
Pasó ya la temporada de cofradías
pero en esta calle
el aire siempre huele a buñuelos,
canela y pimientos.
También aquí se guarda
el secreto del agua de los árabes
tras los muros impasibles de un hammam.
Agua que fue hielo en las cimas.
Agua rumor de acequias.
Agua santa cinco veces al día
en cada llamado al adhan.
Calle del agua
en tus espejos me peino el pelo.
Calle del agua
tu nombre es tan cierto
que sobre ti llueve por tangos:
uno, dos, tres, cuatro.
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