Cuando
llegaron las simetrías (fragmento)
Pero
ya no les dije—
Por fuera de los sueños, en el sudor del insomnio,
los ventrículos aún funcionan por costumbre para los telares;
se montan en los camiones, pasean los dolores,
se convierten en diálogos calixpintos
que ignoran lo sagrado en las disparidades de las masas
cuando se acurrucan encima de lo poco que aún golpea
en esta parte del río,
en donde la memoria del agua despierta suavemente por las torsiones
y los pastizales despeinados con risas delicadas (burbujas en el fuego);
en donde hay el sitio preciso para los compases cardíacos
que conducen hacia alguna narcolepsia
de la luz cuando se infusiona en el mar.
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