Sé por qué me acomplejan las tardes
La
cuenca de estos ojos ha caído muerta,
guarda
aguas grises, encajadas bajo la iris
Vive
la misma imagen de tela y cubre el cuerpo adolorido:
Piensa
lo mismo, abre la boca, mantente quieta.
Sólo
quiero escribir como hombre.
Ser
suficiente, desentrañar esos motivos que no vuelven.
Quiero
un minuto a solas con la lluvia
pensar
que un día dejaré esta cama,
sucia,
de tus harapos impuestos.
Todos
te dicen usa jazmín en la estela,
azula
las paredes, cúbrete las manos, abre la boca
y
elonga este tiempo.
Quiero
pensar. Quiero pensar
en
primogénitos condescendientes,
hombres
que encasillan tus pasos,
decisiones
dementes, de mentes encajonadas.
Sé
por qué me acompleja la tarde,
por
qué las culpas me cantan rezagadas.
No
puedo pararme. He caído muerta,
Cansada
a voces bajo el suelo.
Con
mis ojos de resina, y tu fría caja de metal.
Córtame
para que pueda entrar.
Tus
espuelas me rasguñan la piel.
No
escuché tu plegaria, no escuché tus pasos al entrar.
Tal
vez nunca entraste y no puedo reclamarte.
Aún
no doblan las campanas. Puedes estar feliz.
Escribir
uno al día no es fácil.
Quiero
muchas cosas,
quiero
que el camino te queme y te cubra
y te
vuelva a quemar.
Quiero
pensar. Quiero pensar
en
las costas de mis bravas memorias,
donde
ningún nombre me vuela a nombrar.
Quiero
pensar
tendré
mi pasaporte al otro lado de esta frontera
donde
no llueve nunca,
y no
estoy enferma.
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