Nocturno
Inconfeso
¿podrán vivir de sombra y
sólo engaño?
Fray Luis de León
A la hora de las
admoniciones,
cuando las palabras
deberían asirnos
como si nos trajeran
desde regiones del
alma
donde nunca ha
llameado el día,
los recuerdos
chisporrotean mudos
como luciérnagas
inequívocas
rielando sobre el
miedo a la memoria,
el miedo a
reconocernos
en las traiciones
que entregamos al
azar
para que otros fueran
los traidores
los que huyeran
los que desviaran la
mirada.
Las confesiones
emergen
purificadas por el
salitre del olvido,
el regusto viscoso
de los placeres que
nunca sentimos,
zanjadas de
significados
zanjadas del pasado
que nos enseñaría a
llorar
no con el alma o la
oscura sangre,
sino tan sólo llorar
las lágrimas íntimas
subversivas
que opusimos al
tiempo inerme,
súbitas mas no
evidentes
dentro de los ojos,
como la difusa rabia
enmohecida en el
pecho,
fantasma ahora
de un corazón
fantasma
que cruza cristales
polvorientos
cruza ausencias sin
eco
cruza el vértigo
claro
de los días
moribundos.
Días que un día
fueron
y mi corazón con
ellos
y mi espectro
revuelto.
México D.F. Diciembre del
2005
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