Biografía del mundo
Todo fue cegar las manos,
acariciar
máscaras,
elegir
el tiempo como única medida,
su
aleteo de dudas entre infierno y edén.
En el sueño
y el vuelo,
nosotros
como único recurso del miedo.
Todo
fue bajar la mirada,
escupir
los pies de Dios,
creer
en la semejanza, en el prójimo,
en el
uno más uno igual yo, en el olvido, el no soy,
el
Creador y el hastío perpetuo.
Todo
fue encarnar el caos,
en el
pasado que vendrá
a
confirmar lo que no sabemos a refutar lo poco que aprendimos
para desnudar lo que no somos.
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