Las mañanas
a E. Zotto in memorian
Se me
aparece Edgardo
en el hall,
transparente
en el hall,
transparente
hemos
conversado
otra vez,
como si estuviéramos en Rosario
hace algún tiempo
otra vez,
como si estuviéramos en Rosario
hace algún tiempo
el
lento disfrute de los días
es
su manera de estar
es
su manera de estar
la
ironía benigna
lo acompaña
no la ironía del desposeído
ni la del rencoroso
sino
la que se inflige
a sí mismo
con una sonrisa
lo acompaña
no la ironía del desposeído
ni la del rencoroso
sino
la que se inflige
a sí mismo
con una sonrisa
no
tiene idea
de la muerte,
obviamente,
nadie la tiene nunca
de la muerte,
obviamente,
nadie la tiene nunca
me
muestra la cicatriz
en su cabeza
debajo de su pelo raleado,
y hace un gesto
como diciendo
“no pasa nada
está todo bien”
en su cabeza
debajo de su pelo raleado,
y hace un gesto
como diciendo
“no pasa nada
está todo bien”
habla a
su modo
con gestos suaves
dulcísimos
con gestos suaves
dulcísimos
agradece,
según me dijo,
no sólo la presencia
de la luz
según me dijo,
no sólo la presencia
de la luz
también,
y sobre todo,
cada
mañana
del mundo.
y sobre todo,
cada
mañana
del mundo.
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