domingo, 3 de junio de 2018

CARLOS BATTILANA





Las mañanas
                         
a E. Zotto in memorian


        
Se me aparece Edgardo
en el hall,
transparente

hemos conversado
otra vez,
como si estuviéramos en Rosario
hace algún tiempo

el lento disfrute de los días
es
su manera de estar

la ironía benigna
lo acompaña
no la ironía del desposeído
ni la del rencoroso
sino
la que se inflige
a sí mismo
con una sonrisa

no tiene idea
de la muerte,
obviamente,
nadie la tiene nunca

me muestra la cicatriz
en su cabeza
debajo de su pelo raleado,
y hace un gesto
como diciendo
“no pasa nada
está todo bien”

habla a su modo
con gestos suaves
dulcísimos

agradece,
según me dijo,
no sólo la presencia
de la luz

también,
y sobre todo,
cada
mañana
del mundo.


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