I
Algo en
el aire camina desvalido y peligroso,
cruje,
rasga los árboles.
Todo
está cubierto de una pureza negra.
Nadie
habita más el cuerpo dolido.
Ni la
sangre caliente puede evitar tanta furia,
ni los
oídos tercos evaden tanto silencio.
Algo
anda en las entrañas,
algo
que huele a miedo y a muerte.
Hay
sueño, hay dolor,
la
herida no cesa.
La
misma noche, las mismas cosas,
poseen
un grado de odio.
Nada
vuelve a la luz; y las sombras,
antes
invadiendo cada hebra de este corazón,
retornan
a su guarida hinchadas de más sombra.
De: “Passionaria”
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