No
recuerdo
No
recuerdo bien qué hice o dije,
o,
más bien, qué dejé de hacer o de decir.
Recuerdo,
sí, tu llamada nocturna.
Y
siendo como eres orgullosa,
el
cálido, cercano tono que empleaste.
Y,
también, que me dormí pensando
qué
más habrías dicho, o hecho,
o,
al menos, intentado, si aquella no hubiera
sido
tu postrera noche en la ciudad,
si
yo no hubiera colgado tan aprisa.
De: “La
sal de la vida”
No hay comentarios:
Publicar un comentario