4. Día
La
vereda de bambú de la orilla
del sinuoso río amarillo,
ahí es donde te encuentras.
Sabes
que no entiendo
tu idioma,
sin embargo, insistes
en gritarme.
Yo solo sé hablar
en mi idioma.
Eso te pone furiosa,
¿pero qué puedo hacer?
Una
y otra vez
me escribes cartas
en tu idioma.
Pero ahora,
que no queda amor
entre nosotros,
ya no puedo hacer el esfuerzo.
Pues ahora, la pérdida puede ser mía.
Así, romperé en pedazos tus cartas
y las arrojaré a las llamas.
En
los días venideros,
mi gente
también hará eso.
Cuando
sople el viento,
en la vereda de bambú de la orilla del río
un fuego se prenderá.
Y también,
llegará hasta tu casa.
De:
“Siembra solo palabras”
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