Un amor que me desate los guantes
Mi escudo podría ser un beso tuyo
una tarde que le robes a mi parque
oscuro
habitación con corazones rojos
mensajes en pedazos de servilleta.
Mi resguardo podría subir
hasta la cúpula
dejarse venir lento,
porque en este cuadrilátero
se calibran las sombras
y ninguna pesa lo mismo si arrincono el
deseo.
Tal vez acuda al movimiento esencial
pierda el orgullo/ renuncie a mis
derechos.
Así es que nunca gano
nunca salgo de los barrios pobres.
Y no insistas tú tampoco
no me llames “Princesa”
cuando sigo siendo la perra,
porque Cenicienta no existió jamás
y mi escudo no es tu beso.
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