La
liga
Honni soit qui mal y
pense...
Husmeaba el sol,
desde la pulcra hebilla
de tu botina, un paraíso blanco...
Y en bramas de felino, sobre el banco,
hinchóse el tornasol de tu sombrilla.
Columpióse, al vaivén de mi rodilla,
la estética nerviosa de tu flanco;
y se exhaló de tu vestido un franco
efluvio de alhucema y de vainilla.
Entre la fuente de pluviosas hebras,
diluía cambiantes de culebras
la tarde... Tu mirada se hizo muda
al erótico ritmo; ¡y desde el pardo
plinto, un Tritón significó su dardo
concupiscente, hacia tu liga cruda...!
de tu botina, un paraíso blanco...
Y en bramas de felino, sobre el banco,
hinchóse el tornasol de tu sombrilla.
Columpióse, al vaivén de mi rodilla,
la estética nerviosa de tu flanco;
y se exhaló de tu vestido un franco
efluvio de alhucema y de vainilla.
Entre la fuente de pluviosas hebras,
diluía cambiantes de culebras
la tarde... Tu mirada se hizo muda
al erótico ritmo; ¡y desde el pardo
plinto, un Tritón significó su dardo
concupiscente, hacia tu liga cruda...!
De:
“Los parques abandonados”
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