Inconsciencia
Dentro
de mi lejanía quedé muda,
las
historias galopaban en mi afuera
pero
mi mente era un molino, una sala de techos deslizantes,
un
gotero de jaulas tempestuosas.
El
vecindario carnicero de unos cuervos
que
picoteaban mis venas
como
un país secreto y minado.
En
espiral un traje de yodo
como
un estandarte de amarillas lunas.
Los
túneles más trepidantes de Dios
embaucaron
mis arterias, era un azogue taciturno,
el
enjambre de un sueño de adoradores,
una
patria de arañas custodiando mi saliva.
¿Qué
contar de aquella siniestra tregua
que
me impuso la corona de mi impostura?
De: “No
fue de charol mi otoño de adentro”
No hay comentarios:
Publicar un comentario