Recuerdo
el día
cuando nos encontramos
frente a frente.
Yo
apoyaba mis pies
sobre un par de Chuck Taylor,
mientras tú
apoyabas los tuyos
sobre el asfalto caliente.
Las
luces de la ciudad
dibujaban figuras abstractas
en tu cara
para disimular
la nostalgia de ser un niño
de casa.
Cruzamos
la calle.
Te compré un pan francés
un jugo de naranja.
Con
la boca llena,
me dijiste que la vida
no sabía tan mal.
Agradeciste
con una sonrisa
y te fuiste con el sol.
Te
observé hasta perderte
entre la gente.
aún
no somos tan distintos.
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