domingo, 15 de abril de 2018

MICHEL BUTOR





Paraíso perdido



Las ramas se abrían para dejarnos
libre el camino reteniendo
delicadamente nuestros cabellos
y brindábamos con las cerezas
cuyo zumo corría por nuestras mejillas
Fue hace tanto tiempo
a penas si lo recuerdo
hace falta que alguien me cuente
y que yo reencuentre las huellas
en las pinturas y canciones
Yo era un niño pero tenía
todas las fuerzas de un adulto
y todos sus deseos pasaba
de madre a hija y depositaba
pringosos bebés en sus brazos
Todo aquello parece haber desaparecido
y sin embargo todo aquello perdura
entre el espejo y la imagen
entre el sueño y la vigilia
entre la página y la impresión
Las zarzas nos rozaron sin infligirnos
el más mínimo daño
diseñando flores sobre nuestra piel
que los amantes borran
bebiendo las perlas de sangre
Mano en mano corríamos
entre los desiertos y las fuentes
escogiendo uno y otro
de los frutos de los árboles del saber
comparando los sabores
Yo estaba cómodo en mi cuerpo
conocía todos los órganos
las enfermedades eran amigas
libaba las fiebres o los escalofríos
en lechos de hojas o fango
Dónde estaba no sabría decirlo
tan lejos de todo tan cerca de ti
disfrutando tanto del calor como del frío
he perdido la llave de la puerta
y yerro como un alma en pena



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