Parque de la Alameda
Cali
al amanecer cierra las puertas y ahoga la música donde los amantes fueron puro
desborde, insaciable corazón de amanecer cerrado.
Cali al amanecer con tu ventana abierta
Con tu cuadrada habitación abierta donde ahogarás tus gritos y tus orgasmos
olorosos a la nicotina de tu respiración.
Con tu boca de humo
Con tu palabra alienada por los cantos donde la rumba evoluciona hasta ser
torbellino
Con tu alma envenenada como la mía con el recuerdo de la última tarde en que
metimos los pies descalzos en la fuente del parque.
Llovía. Porque siempre llueve cuando preguntas por mí a la amiga de mi alma.
Y los dulces aguaceros estremecían las paredes del aire turbio, resbaladizo,
dejando chorrear las imágenes de la infancia pobladas de besos vírgenes y
agobiantes deseos de tener un pasado.
Y las antiguas fogatas ardían en lo más profundo de nuestro orgullo.
Lluvias.
Lluvias, lluvias.
Cali al amanecer sin luna en el parque de la Alameda.
De: “La
ventana: Cuaderno de Ana Ríos”
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