miércoles, 12 de julio de 2017

MARIEL M. DAMIÁN




Lo que no se nombra



Nunca nadie se pregunta sobre las cosas tristes que no existen,
como yo que me escondo detrás de las voces no-nacidas,
en el hueco de los cuerpos que nadie ha visto,
en la lengua del sol que humedece los jardines y
en la cresta de las gallinas que no conocen los espejos.

Mi figura de nube recorre los sueños,
habito en cada arruga del tiempo
y no necesito que nadie me vea para ser
ni que alguien me nombre para existir.

Yo construyo seres que no saben cómo se creó el mundo,
escribo sus historias en la panza inflada de las estrellas
y desde los ojos de dios los miro vivir y matarse.

A veces, muero de amor o de celos
por no tener un cuerpo palpable,
una espalda que aplaste el color de los pastos
o interrumpa el infinito olor de las olas.

Sin embargo, yo espero en los lenguajes extintos,
en el latido de tierra que se hace humo,
en la gota de lluvia que al caer en el mar
s e       e x p a n d e.



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