Simetría de la luz
Este
amor es un joven dinosaurio
que ha
tardado cien años en crecer:
más
tardará en desmoronarse.
Milenios
pasarán
para
que la puta muerte
le
clave los colmillos
y lo
enferme de miseria,
para
que el tizne de unos dedos
–envidiosos
de tanto y tanto amor
se
atrevan a tocarlo en su textura
–que es
de luz y de crisálida.
Este
amor vive en el silencio
que
rodea a la palabra
y de
nada vale treparse a la punta de los pies
o
alargar la mano
para
minar su territorio.
No deja
nunca de crecer.
Animal
largamente fatigado por la sed
frente a la espuma inalcanzable del lenguaje,
Aprendió
a decirlo todo
ayudado
por los pájaros:
grafías
subversivas que el viento
aprendió a ordenar.
Si
otros se atreven hoy a amar
–a
dejarse beber por el silencio
es por
su dulce sombra
unida
insalvablemente a nuestros nombres.
Lejos
de la marítima traición
de ir y
de volver
se
encuentra este amor
trazado
en el centro de la luz:
Toda
noche es ya una tinta mal cuidada
en el
cuaderno de los días.
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