Habitante
Hay
guerra en Siria
pero
en todo lo que veo está mi nervio intercostal:
pincha
los ojos del pequeño en una clínica de Alepo
aprieta
el talle de la chica que murió
cuando
una barca de migrantes
se
hundió a pique.
Ni
el aluvión que se atascó al final de un caserío
ni
los aullidos de las bombas
ni
otras muertes simultáneas
logran
que olvide esta punzada en la costilla
una
llamada que no viene
el
tren que ya no existe
el
espejismo de una niña taponándome el canal del sexo
hasta
morir
hasta
matarme.
Soy
tan precaria que se acaba el noticiero y vuelvo a mí
como
una vaca que mastica sus estúpidas desgracias
ser
habitante de la carne
hasta
creer que el universo me desborda
ver
cómo pasa el mundo dentro de mí misma
una
vasija que se entierra
para
ser lo que no supo.
De: “Doble
filo”
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