I
Articulas
tu pensamiento
con
la precisión punzante
que
despide el ascenso de halcón
hacia
el sol.
Contemplo
las estrellas variables
que
habitan tu silencio
y
ves, entonces, y piensas mínimas formas de verdad.
Cortan
la manzana
o,
quizás, el corazón. No hay semilla que se desperdicie;
La
sangre no fue derramada.
Y me
tomó casi dos años
–tú
lo sabes–
percatarme
de
la hermosura con que tus formas se alinean
con
todo lo que ves, con todo lo que comprendes:
Los
gestos etruscos que se aciertan
en
la sangre parta
que
en el misterio
una
diana de los miembros
hace
para la mirada.
Mas
tus sentimientos, Fedro, se esconden
en
la recámara más oscura del pensamiento:
pides
y pides que sean contemplados
o
que en otras mentes se sientan, una vez más.
–Sensaciones
convulsas por mundos nunca antes vistos.
Pero
estas formas…
estas
formas…
estas
formas tuyas
en
que tú devienes.
Versión
de Ariel Miller
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