domingo, 10 de junio de 2018

JAVIER ACOSTA






Tom Waits ha estado bebiendo

The piano has been drinking, not me.
T.W.



A poca gente agradan sus canciones,
ni siquiera al mesero, ni a las minifaldas,
si acaso a mí,
cuando Tom Waits se embriaga como un piano
y me caigo al escote de mujeres que fuman.
Cuando mi amor huye a Los Ángeles,
cuando degüella el pavo de año nuevo
y las estrellas se depilan los muslos con neblina.
Los perros y las perras
aúllan
para que el frío no muera de catarro.
Pero
mis pantalones se orinaron, el vómito se ahoga en el retrete.
En el congelador está mi oído izquierdo, el derecho confiesa
que tampoco le gustan las canciones.
El piano de Tom Waits sigue borracho.
Yo envío por correo mi cuello a California
y alguien escribe el remitente con saliva.
Mi boca está en el suelo.
A la navaja de afeitar le crece óxido en la ingle.
El agua tibia se fugó a Malpaso.
El refrigerador fuma de nuevo,
el frío tiene enfisema, el pubis rubio las estrellas.
Tararea la neblina
que alguien tiene axilas de tomillo
que Horacio ha estado bebiendo.
No he sido yo. Tom Waits. No yo.
Not me. Not me.


De: “Regla de tres”



No hay comentarios:

Publicar un comentario