Ego
Sí,
que tilden de torva mi hurañía;
por el pesar que en mi interior reclama,
he de ser como un jugo de retama
que mate, cuando nazca, la alegría.
Yo
pasaré con la tristeza mía
leve y fugaz como humildosa llama,
erguido ante el brumoso panorama
que hace mi espiritual melancolía.
Lívida
sombra que a ninguno aterra
voy por los arenales de la tierra
que el gran dolor inexorable asiste;
llevando
ante la humana indiferencia
como única razón de mi existencia
este bello pecado de ser triste.
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