lunes, 31 de agosto de 2020

ELIZABETH BARRETT BROWNING




Un Pensamiento por un solitario lecho de muerte



Si Dios te obliga a este destino;
Morir solo, sin nadie junto a tu lecho
Para escuchar con dolor tu última palabra,
Y marcar con lágrimas el vacilante pulso;
Entonces ruega en soledad: ¡Oh, Señor ven con ternura!
Por tu hijo olvidado en la viña de roja desdicha,
Por la vida salvaje que se agita en el mundo,
Por el abandonado jardín donde la agonía
Cayó como una sangrienta marea de tu frente,
Por toda esta desolación, consoladme.
No hay amigos ni lamentos junto a mi,
Ningún ángel se alza entre mi rostro y el tuyo,
Pero os pido: deteneos y arrancad la rosa de mi vida,
Sonríe, al cambiar esta mortal pena en divina eternidad.



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