lunes, 31 de agosto de 2020

ALTAÍR TEJEDA DE TAMEZ




Madrigal del sueño



Es cada noche una pequeña muerte
y una resurrección, cada mañana.

Una puerta se abre
en la dormida nube de la sombra;
no hacen falta los ojos ni las manos
para sentir el intangible encanto
de los perfiles cósmicos del sueño.

Si es preciso llorar, ruedan las lágrimas
con una suavidad tan clara
que son ríos de luceros
y si se ama, es el amor intenso.
¿Será posible amar como en el sueño?
Se cierran las ventanas hacia el mundo
y despierta la vida en el cerebro.

Pensar… Soñar… Vivir intensamente
lo que la realidad nos niega.

Es cada noche una pequeña muerte.
Mas… ¡ Qué dulce la muerte si es el sueño!


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