lunes, 27 de junio de 2022

MARCO MARTOS

 

 

 

Última hora de Abderramán III

(Córdoba, año 961)

 

 

Muere el sol en la mezquita de Córdoba

y nace la noche en mi corazón. Y nunca más.

Mañana el astro volverá a su rito

y no habrá corazón en la oscuridad definitiva.

Astrolabios, relojes de arena, arrugas de mi rostro,

calendarios del Nilo, memoria de los creyentes,

soldados de mi espada, todos saben

y comentan cómo han goteado

cincuenta años de emirato y califato.

Tesoros, honores, placeres,

todo lo he tenido, todo

lo he desperdigado.

Mis rivales, los más grandes,

me estiman, me temen, me envidian,

besan protocolariamente el suelo sagrado

y suben arrastrándose hasta mi trono.

Todo aquello que los hombres desean

me ha sido donado por el cielo.

La noche viene. Cantan los pájaros.

En este tiempo largo de aparente

contentamiento he guerreado en Toledo,

en Mérida, en Zaragoza, he vencido

en todas las batallas, todas

las perfidias del reino las he dominado.

Las más hermosas mujeres de al-Andalus

me han sonreído en mi lecho, cada alborada.

La noche viene. Ya callan los pájaros.

Antes de irme quiero contar

los días en que fui feliz. Mi memoria

escudriña el pasado: sólo son catorce.

Creyentes, mortales, aprecien conmigo

la grandeza del mundo y de la vida.

La noche llega. Me llamaba Abderramán III.

Ésta es mi última palabra.

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario