domingo, 30 de mayo de 2021

FERMÍN VILELA

 

  


Apunte

 


Le doy una mano al peregrino,
escribo sólo de mañana, anoto
cómo tu cintura se abre al diseño
de otro mar posible y la ternura, herida,
agoniza en una playa. Se alejará aquél peregrino
al sacudir su pescado vivo, la pequeña ofrenda,
no sea cosa el mar se trague otros niños,
deje al pueblo sin pesca, me distraiga de tus ojos
cerrados gracias al beso que recibo en la frente
y el peregrino se consume y nos saluda desde lejos,
deja huellas en la arena de erosión, se hace abismo
al mirarnos, dice en voz baja por favor vuelven.

 

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