lunes, 12 de noviembre de 2018

ALEYDA QUEVEDO ROJAS





Corales



No importa la profundidad del descenso
o la imposible maleza derramada en el camino.
Es largo y frío el viaje sobre oscuros caballos.
Ejercicio de inmersión y belleza piadosa
hasta pisar altos jardines de coral negro.
Entre mi dolor –que conozco tanto desde el lodo-
y el universo poco explorado por la falta de tus palabras,
me quedan flotando la impenetrabilidad de la música y la sal.
Las medusas atrapadas entre mis pestañas me jalan rápido.
Más no importa el precio del descenso.
Es necesario volver al camino consciente del miedo
y el aliento del océano golpeándome en la nuca.

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