domingo, 19 de mayo de 2013

ALBERTO LONDOÑO ÁLVAREZ




  
La música del recuerdo


Recuerdo cuando me regalaste la luna llena.
Esa noche tu cuerpo resplandecía como llamas
y tus ojos eran más tristes que nunca.
Qué bello silencio llenaba el ambiente;
y el olor fresco de tu piel aromaba la estancia.
Siento que la vida tiene la eternidad que cada uno merece
y el tiempo se detiene ante cada pensamiento y ante cada latido.

Cuando llega el amor, es como si el mundo fuese todo música,
como si las palomas hablaran y los árboles cantaran.
Eres el ayer encantado, el hoy indeciso y el mañana de esperanza.

Aguardaré tu regreso como un pastor espera a su oveja perdida
aunque el cielo me niegue los anhelos más apasionados
y viva día y noche encerrado en la torre de marfil de mis recuerdos
y mis lágrimas.

Y cuando ya no te vea más, allí estará la luna llena,
el crepúsculo de sangre,
la canción lejana, el susurro de las hojas muertas,
el sueño vivido
y la forma opaca de tu ser hecho melodía y verso.
Cuando te vayas, siempre habrá una sombra que seguirá a mi sombra.


No hay comentarios:

Publicar un comentario