Máscara negra
A
Pablo Picasso
Ella
duerme y reposa sobre el candor de la arena
Koumba
Tam duerme. Una palma verde abanica la fiebre
de
los cabellos, la frente de cobre combada
Párpados
cerrados, como dos copas, manantiales sellados.
Este
fin creciente, este labio más negro y más pesado
apenas
—¿dónde
está la sonrisa de la mujer cómplice?
Las
medallas de las mejillas, el dibujo del mentón, cantan
al
acorde mudo.
Rostros
de máscara cerrada a lo efímero, sin ojos, sin
materia
Cabeza
perfecta de bronce y su pátina de tiempo
Que
no ensucian afeites ni bochorno ni arrugas, ni huellas
de
lágrimas ni de besos
Oh,
rostro tal que Dios te ha creado antes de la memoria
misma
de los tiempos
Rostro
del alba del mundo, no te abras como un cuello
tierno
para conmover mi carne
Te
adoro, ¡Oh belleza de mi ojo monocorde!
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