viernes, 6 de diciembre de 2019

ANA MARÍA FUSTER




  
Nocturno para una sombra



Encuentro una mirada tras las sombras 
desnudando una tarde  que pinta palabras trituradas 
buscando los sonidos de mis recuerdos cautivos; 
son tus manos recorriendo laberintos de cartón 
son tus ojos perdidos en el abismo  de otra calle 
son mil otoños de un poema desesperado 
o de una canción de amor desangrada en mi piel, 
y te pienso tibio en las pisadas clandestinas 
y trato de tocarte en el exilio de un sueño 
para no perder la razón de mis pasos silentes. 

El abandono se hace eterno y ajeno, 
las noches hablan los silencios de la muerte, 
la música de un burdel arrulla otredades asesinas 
y me bebo la última gota de tu nombre para escupirlo. 
Quizás las estrellas rían dolores maleficando mi nombre 
y mi alma se fragmente contra un muro en otra acera 
pero pervivo, revivo, sobrevivo, vivo 
y soy. 

Acepto otras muertes: 
la muerte peregrina; 
la muerte sangre, éter, vida; 
la muerte viene, previene, reviene y se viene;
la muerte me seduce, la beso, me acaricia, nos amamos 
y te reinvento hasta la muerte.

Aun así, quiero soñarte, 
quizás morirte o parirte entre mis sábanas; 
como una sombra desvanecía en el nocturno de un poema 
y seguir mi camino entre miradas, sombras y palabras.




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