Nocturno para una sombra
Encuentro
una mirada tras las sombras
desnudando
una tarde que pinta palabras trituradas
buscando
los sonidos de mis recuerdos cautivos;
son
tus manos recorriendo laberintos de cartón
son
tus ojos perdidos en el abismo de otra calle
son
mil otoños de un poema desesperado
o
de una canción de amor desangrada en mi piel,
y
te pienso tibio en las pisadas clandestinas
y
trato de tocarte en el exilio de un sueño
para
no perder la razón de mis pasos silentes.
El
abandono se hace eterno y ajeno,
las
noches hablan los silencios de la muerte,
la
música de un burdel arrulla otredades asesinas
y
me bebo la última gota de tu nombre para escupirlo.
Quizás
las estrellas rían dolores maleficando mi nombre
y
mi alma se fragmente contra un muro en otra acera
pero
pervivo, revivo, sobrevivo, vivo
y
soy.
Acepto
otras muertes:
la
muerte peregrina;
la
muerte sangre, éter, vida;
la
muerte viene, previene, reviene y se viene;
la
muerte me seduce, la beso, me acaricia, nos amamos
y
te reinvento hasta la muerte.
Aun
así, quiero soñarte,
quizás
morirte o parirte entre mis sábanas;
como
una sombra desvanecía en el nocturno de un poema
y
seguir mi camino entre miradas, sombras y palabras.
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