Tiempo
El
tiempo pasó soplando sobre su rostro
como
una ventisca que cruzara un lago.
En
el sueño profundo
continuó
su mente
destilando,
evaporando ideas.
Algunas
mañanas el sol, como una amenaza,
ascendía
por el borde de las montañas.
Se
calcinaron, tal esperanzas, los árboles.
La
tierra agonizaba.
Despierto,
encendía su pipa
e
intentaba respirar el sol.
Como
la lluvia,
como
los frutos,
caía
el tiempo.
Un
barco hacia el pasado
flotaba
mar adentro.
Él
aferró con una mano la vela de lo eterno
y
el eterno universo entró en sus ojos.
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