el lazo
roto que atraviesa las ciudades
la boca hambrienta lámpara de desierto
tierra quemada donde ya no palpita
la voz de ningún jugo
las antenas de la melancolía
a veces enredadas como puños
contra las azoteas
las horas de la noche
que se desnudan para los ancianos
lo que abrasa periódico a través
y que es herida nueva
por el roce apagado de la tinta
los ceniceros los supermercados
la venta del deseo
siempre pequeña fruta roja
y encerrada en la mano
la tempestad sin hueso
que cogiste del árbol para mí
el rastro de la suerte por la arcilla
la luna que se desprende y rompe los azulejos
como si proviniera de un recuerdo
o las palabras que han nacido del daño
y es que nunca palabra fue inocente
los poemas los poemas los poemas
todo lo que desconocido vuelve a mí
cuando despierto y me despertenezco
la boca hambrienta lámpara de desierto
tierra quemada donde ya no palpita
la voz de ningún jugo
las antenas de la melancolía
a veces enredadas como puños
contra las azoteas
las horas de la noche
que se desnudan para los ancianos
lo que abrasa periódico a través
y que es herida nueva
por el roce apagado de la tinta
los ceniceros los supermercados
la venta del deseo
siempre pequeña fruta roja
y encerrada en la mano
la tempestad sin hueso
que cogiste del árbol para mí
el rastro de la suerte por la arcilla
la luna que se desprende y rompe los azulejos
como si proviniera de un recuerdo
o las palabras que han nacido del daño
y es que nunca palabra fue inocente
los poemas los poemas los poemas
todo lo que desconocido vuelve a mí
cuando despierto y me despertenezco
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