miércoles, 11 de mayo de 2016


ANGELAMARÍA DÁVILA MALAVÉ




¡Desbórdense palomas!



"a la pasión de tola flores"
desbórdense palomas
no hay vaso que contenga tanto currucucú
ni tantas alas ni tanto ¡qué bonito!
cuando vuelan a las cinco de la tarde,
ay lorca

eran las cinco en punto
en punto la penúltima hora
de miasmas embravecidas

los noes conjelados son cuchillos decapitando margaritas
está la sangre consumada y el beso desmoronado
¡desbórdense! no hay caso no hay vaso
no hay vuelos no hay currucus ni nada
en punto llega la malahora más difícil, ay lorca, la más tarde
mírame aquí quebrada, hembravencida
desconcertada, malquerida, sola, rota de sed.
furiosa y atacada lloro a borbotones
limpiándome casi a manotazos las lágrimas más tenaces
sacudiendo, me arranco las banderillas en la penúltima hora
maldita hora ¡olvídense! ni modo
no hay quien pueda remendar los cristales,
a lágrima viva, aquí
des espero puntual la muerte de la pasión consumida
el sol enrojecido me mira desde su adiós,
burlándose, burlándose
tara tara tarará el amor se despide fanfarrioso
mientras la pena me sacude para que no me muera.

las cinco en punto
ay lorca ven a verme quel horizonte desgastado
es un claro enrevesado como tu nombre
en punto

la bandada desbaratada se desperdiga por el aire
la nada se apodera de todo. derrotado por fin
mi cuerpo crujiendo como dientes
se estira frente a la luz demolida.
ya está el aire completamente vacío de sonidos
ya mis labios sellan
—para siempre—
las palabras amadas.
se declara el silencio
es tiempo ya de recojerse
me arreglo el traje me asiento la maranta
trago gordo ordenándole al sollozo
que se calle de una vez.
vuelvo de cara al viento y que seque lo que queda.


Cupey, Vol. II, Núm. 1 (enero-junio de 1985)


RAINER MARIA RILKE



  
Aquí no espero nada y es como si dijera...



Aquí no espero nada y es como si dijera
                                                          todo
doy un paso sobre esta ceniza
para justificarme, para extender
mi oscuro rumor dentro de mi sangre
y llevar la tierra hacia ningún lugar
con el tiempo intacto y apretado
a mi alrededor
y esta clave, la claridad que encierra
mi caparazón
hecha del mismo hueso.


JUAN DE DIOS PEZA



  

Confidencias a una estrella



Sigue, sigue blanca estrella,
Por el cielo en que naciste,
Sin dejar ninguna huella...
Siempre te hallaré más bella,
Siempre te hallaré más triste.

Hoy vengo con mi dolor,
Cual antes feliz venía;
Mas ya nunca, astro de amor,
Ceñirás con tu fulgor
Ni su frente ni la mía.

Tú cruzas por ese cielo,
Dando con tu luz la calma;
Yo cruzo, por este suelo,
Llevando en mi desconsuelo
Llena de sombras el alma.

Dame, dame tu luz bella;
Que en esta alma sin amor,
Tú sorprenderás estrella,
En cada nube una huella,
Y en cada huella un dolor.

Tú que has escuchado el canto
De mi primera pasión,
Acompaña mi quebranto,
Y alumbra el amargo llanto
que brota del corazón.

¡Horas del primer cariño!
tú las miraste lucir,
Cuando ante tu luz de armiño,
La niña en brazos del niño
Soñaba en el porvenir.

¡Dulce amor! ¡grata ciencia!
¡Blanca luz! ¡Delirio ardiente!
¿Por qué huyes de la existencia,
Cuando una dura experiencia
Va marchitando la frente?

¡Aquellos goces extraños,
Aquel esperar en Dios,
Sin recoger desengaños,
Aquel pasar de los años
Sin perturbar a los dos!

Todo, todo, blanca estrella,
Tu tibia luz alumbró;
¡Edad de sueños aquella,
Envidiable, dulce, bella,
Que para siempre huyó!

Celia, al expirar el día,
Por estos sitios vendrá,
Ya no como antes venía,
Que aquella alma que fue mía,
Pertenece a otra alma ya.

Antes ¡ay! ¡cuánto embeleso!
Sollozando de placer,
Dejaba en mi frente un beso;
Por eso, estrella; por eso
No quiero volverla a ver.

Ahora, dulce y cariñosa,
En otro sus ojos fijos,
Tendrá su boca amorosa
La majestad de la esposa
Para besar a sus hijos.

Con tus rayos blanquecinos
Alumbra siempre su hogar;
Aparta nuestros caminos,
Y ¡ay! que sus ojos divinos
No aprendan nunca a llorar.

Si sigues, tú, blanca estrella,
Por el cielo en que naciste,
Sin dejar ninguna huella...
Siempre te hallaré más bella,
Siempre me verás mas triste.

ESDRAS PARRA




Cómo encontrar de nuevo esas huellas...



Cómo encontrar de nuevo esas huellas
que me llevaron hacia la resaca
retazos de adornos de los que ya no
puedo desprenderme
signos de otros huesos enterrados en la sal
pero el orgullo se inclina siempre
hacia la izquierda y el fracaso se doblega
ante la dureza de su pulpa

¿tendré que hablar de la intensidad
de un nuevo sol para demostrar que
el abismo se acuesta boca arriba?



FRIEDRICH HÖLDERLIN




A las parcas



Dadme un estío más, oh poderosas,
y un otoño, que avive mis canciones,
y así, mi corazón, del dulce juego
saciado, morirá gustosamente.

El alma, que en el mundo vuestra ley
divina no gozó, pene en el Orco;
mas si la gracia que ambiciono logra
mi corazón, si vives, poesía,

¡sé bien venido, mundo de las sombras!
Feliz estoy, así no me acompañen
los sones de mi lira, pues por fin
como los dioses vivo, y más no anhelo.


Versión de Otto de Greiff


JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO



  
Nadie está solo



En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.