sábado, 25 de febrero de 2017

RAFAEL MORALES




Jardín



La tarde gris es un ensueño... Apenas
si se nota la brisa, si se siente
que llueve delicada, suavemente
sobre rosas, claveles y azucenas.

Qué tranquilo el ramaje, qué serenas
las nubes lentas, leves del poniente...
OH, caricia de Dios, tibia y silente,
derramada en el aire y en mis venas.

A ti te sueño, Concepción, te evoco
en esta tarde de templada calma,
donde faltan la luz y tu sonrisa,
y, en la dulzura de la tarde, toco
la pureza celeste de tu alma,
que llega con la lluvia y con la brisa.



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