jueves, 9 de marzo de 2017


ANTONIO MACHADO




Por tierras de España



      El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.
      Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.
      Es hijo de una estirpe de rudos caminantes,
pastores que conducen sus hordas de merinos
a Extremadura fértil, rebaños trashumantes
que mancha el polvo y dora el sol de los caminos.
      Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto,
hundidos, recelosos, movibles; y trazadas
cual arco de ballesta, en el semblante enjuto
de pómulos salientes, las cejas muy pobladas.
      Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
esclava de los siete pecados capitales.
      Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
guarda su presa y llora la que el vecino alcanza;
ni para su infortunio ni goza su riqueza;
le hieren y acongojan fortuna y malandanza.
      El numen de estos campos es sanguinario y fiero:
al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
veréis agigantarse la forma de un arquero,
la forma de un inmenso centauro flechador.
      Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
—no fue por estos campos el bíblico jardín—:
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.


ELSA LÓPEZ




¡Ay, paloma, mi pecho!
No enseñes el dolor que te hace leve.
No pronuncies el nombre que te delataría.
Sobrevuela el espacio que ocupo por tu boca,
lánzate valerosa sobre mis ojos tristes
y devora la lágrima que convive conmigo.
Que el rey y señor mío
no sepa que en mis brazos han florecido albahacas.
Él es cruel y no entiende que nuestro amor es alto.

No vayas por el aire,
que él es halcón furtivo y ha afilado sus garras
para hincarlas a muerte sobre tu piel reseca.
Que piensa devorarte
y arrastrar tus cabellos por las tierras de Ammán.
Ha propuesto a la corte
que se dicten las leyes necesarias y urgentes
para dejarme sola al llegar el invierno
y tu voz y tu cuerpo se hagan inalcanzables.
Construye empalizadas, levanta torreones,
abre vados y zanjas para que todo el reino
quede aislado del mundo
y no puedas hacerte de mi nido tu lecho.


1995


De: "Tránsito”

JESÚS MUNÁRRIZ

  


Por eso estoy en las palabras...



Por eso estoy en las palabras.

Porque el silencio vive si la palabra calla
y el olvido se extiende donde el amor deserta,
y de las mordeduras gozosas o crueles
sólo queda la huella que arrancan a las prensas.

Por eso estoy en las palabras.

Porque el cerezo da sus frutos sin saberlo
y sin saberlo el cáñamo presagia las banderas,
pero el hombre conoce que entre nada y la nada
sólo puede dejar unos vocablos limpios.

Unos vocablos limpios o una voz iracunda
que arranque el velo hirsuto donde se oculta el sueño,
porque sólo la voz, las palabras perduran
cuando embebe la helada la luz de los tejidos.

Por eso estoy en las palabras.

Porque a pesar de todo, contra razón, salvado
queda el que dijo. Y nada,
contra razón también, queda del que calló,
sino el molde vacío de su materia muda.

Por eso estoy con las palabras y por eso
redescubro un sentido al sinsentido en ellas
y repito sonidos que heredé sin quererlo
y es mi roce en su uso mi paso por la historia.


De: "Viajes y estancias"


JOSÉ ÁNGEL VALENTE




La adolescente



Ya baja mucha luz por tus orillas,
nadie recuerda la invasión del frío.

Ya los sueños no bastan para darle
razón de ser a todos los suspiros.

Tú cantas por el aire.

Ya se ponen de verde los vestidos.
Ya nadie sabe nada.
                                   Nadie sabe
ni cómo ni por qué ni cuándo ha sido.



ESTHER GIMENEZ




Something rotten in the State of Denmark



I

Érase un principito en Dinamarca
que hablaba con los aires de un monarca.
Una noche en la cama
le susurró a su dama
y se entronó señor de Dinamarca.


II

Había un dulce rey de Dinamarca
harto de la ambición del oligarca.
Acarició a una dama
al ras de la retama
y la hizo emperatriz de Dinamarca.


III

La loca majestad de Dinamarca
quiso como Nerón dejar su marca.
Pero su fría dama
le sofocó la llama
y hundió en el Mar del Norte a Dinamarca.


IV

Cuentan de un rey-poeta en Dinamarca
que dijo ir hasta el Ártico en su barca.
Oyendo que lo llama
solícita su dama
volviose a nado presto a Dinamarca.


V

Hubo un fatuo señor de Dinamarca
con miles de tesoros en el arca.
Pero rió su dama
de su fingida fama
y ya no fue señor de Dinamarca.

The Rest is silence

Digo que la prisión está en el alma.
La mente sí es la cáscara de nuez
donde hacen sus apuestas los gusanos.
Porque la podredumbre en Dinamarca
es óxido de espera. Pretender
de la palabra el acto.

 


YANNIS RITSOS




Piedras



Los días vienen y van, sin esfuerzo, sin sorpresas.
Las piedras absorben la luz y la memoria.
Alguien hace de una piedra una almohada.

Otro pone una piedra sobre sus ropas antes de zambullirse
para evitar que se las lleve el viento. Otro usa
una piedra como banquillo
o para señalar algo en su tierra, en el cementerio, en un muro,
o en el bosque.

Tarde, después del ocaso, cuando vuelves a casa,
cualquier guijarro de la playa que pones sobre la mesa
se convierte en estatua —una pequeña diosa de la victoria o
perro de Artemisa, y éste, sobre el que un joven se
paró, con
pies húmedos al mediodía, es un Patroclo de pestañas cerradas
y oscuras.