viernes, 25 de abril de 2014

ENQUILLO SÁNCHEZ


 

No cejar, Ceja

 
 

Después dirán que repartías
migajas de un potro muerto en la luz sin cuartel de la pobreza.

Después dirán que no diste las gracias.

Después dirán que no retornas,
lloviendo como llueves en una locomotora exhausta.

Después dirán que te comías los párpados.
Después dirán que te perdonan,
abeja labradora de colmenas que nadie habita ni el silencio.

Después dirán que la garata con puño,
que una goleta de limo hundiéndose en la tarde,
que aquel similindruño, ábreme el puño,
que la cigua se nutría de música y de polen,
que los guloyas no despiden a nadie,
que cantamos, que cantemos, que cantamos

Y cantamos, Ceja.
Concluyen los limoncillos y cantamos, Ceja.

Ve a noquear a Dios, que te espera con miedo.
Aquí te guardamos los secretos que arrancaste de a poco
Hay un retazo de ring en toda mano pobre,
en toda rosa pobre, en toda pobre cobacha de lucero.
Ella se llama algodón y él se llama no quiero,
madre, hijo, patria pequeña que no late, leve, calladita.
Hemos pactado todos los rounds imposibles de tu ceño
para pelear dondequiera con la muerte.
La campanilla breve apresa tu alegría
y nosotros cantamos por tus puños de azúcar,
Ceja que nos llegas con la guardia en alto
y el mar en alto y la mañana muerta.

Deja que un guloya enfermo diga si amaneces,
mientras convences a Dios de que pegas jugando.

 

Berlín, 13 de julio 2004

 

 

RUBÉN SURO



  

Letanía del cañaveral

A Mauricio Báez

 

¡En cada saco de azúcar

y en cada cañal de corte,

está la garra de un fúcar

y está la sombra del Norte!

 

El azúcar de mi tierra

tiene sabores amargos...

¡los jornales son muy cortos

y los abusos muy largos!

 

El azúcar de mi tierra

tiene sabores de hiel. ..

al sudor que mal se paga

no se puede pedir miel.

 

El azúcar de mi tierra

tiene sabores de sal...

¡la Antilla canta en la "mocha"

y sangra el cañaveral!

 

El azúcar de mi tierra

tiene sabor de retama...

¡el negro de sol a sol

y el blanco de siesta en cama!

 

El azúcar de mi tierra

tiene colores muy blancos...

¡las angustias se refinan

y el "over time" llena bancos!

 

El azúcar de mi tierra

tiene colores muy pardos...

¡las ganancias son del yanqui

y del nuestro son los fardos!

 

El azúcar de mi tierra

sabe lo mismo que yo,

ique el aquí sembró la caña

y el de allá...* la cosechó!

(1939)

 

 

JOSÉ JOAQUÍN PÉREZ



Areíto de las Vírgenes de Marién

 

Coro

 

Bellas hijas de Elim y del Turey,
el arieto de amor al viento dad,
y al son del tamboril y del magüey
aéreas en torno del Zemí danzad.

 

    I

 

El momento feliz en que la vida
Louquo potente e invisible creó
la raza de Quisqueya, ennoblecida,
del caos confuso, ante la luz surgió.

Cacibajagua, la caverna ardiente
que guarda en su región Maniatibel
fue la cuna inmortal de Elim luciente,
padre fecundo de la indiana grey.

En ella el germen de la tierra indiana
inmóvil, mudo, mírase flotar,
y un beso de la luz de la mañana
hizo un ser amoroso palpitar.

Convertido fue en árbol, donde el viento
llegó en torno sus alas a batir,
y las hojas nacieron de su aliento
y los campos se vieron sonreir.

Del Turey derramó vaso de aromas
sobre el árbol de vida el Gran Zemí,
y montañas, erial, valles y lomas,
todo se adorna en la naciente Haití.

 

Coro

 

Bellas hijas de Elim y del Turey,
el arieto de amor al viento dad,
y al son del tamboril y del magüey
aéreas en torno del Zemí danzad.

 

   II

 

Nació de ese árbol, en tan bella hora,
fecunda, esbelta, misteriosa flor,
castísima gemela de la aurora,
hija inocente del primer amor.

Y, a la sombra del árbol, dulce arrullo
alzaron las palomas de Marién
cuando el naciente, virginal capullo,
abrió la flor para esparcir el bien.

Pobláronse las vastas soledades
de seres mil en infinito amor,
que el inmenso confín de las edades
llenan de gloria, de virtud y honor.

El santuario del bosque, las cabañas,
que sombrean las palmeras y el bambú,
las pampas que circundan las montañas,
las vegas que regando va el Camú,

del culto de Marién ya propagado
repiten el sonoro yaraví,
mientras el perfume del aloe sagrado
lanza al aire el luciente canaí.

 

Coro

 

Bellas hijas de Elim y del Turey,
el arieto de amor al viento dad,
y al son del tamboril y del magüey
aéreas en torno del Zemí danzad.

 

  III

 

Con flores de la ígnea índica zona,
con raras conchas del caribe mar,
llevad tejida la inmortal corona
que vais a los Zemís a consagrar.

Bulliciosas, ceñidas con la pompa
del misterioso rústico jardín,
el aire vago vuesto areito rompa
y llegue al trono en que se asienta Elim.

Deslizaos, como en medio de las hojas
la tierna madre, la primera flor,
cuando sintáis vuestras mejillas rojas
al beso ardiente del primer amor.

Dejad henchirse vuestro seno altivo
cual la fruta sagrada del mamey
cuando el dardo os arroje fugitivo
el dios fecundo de la indiana grey.

El Gran Zemí es el padre de la vida;
de él nos viene la luz del corazón,
el aire puro que al placer convida,
el principio inmortal de la creación.

¡Feliz momento en que al amor se dieron
todos los hijos del Supremo Ser!
¡Felices los que -amando- se rindieron
unidos a su omnímodo poder!

 

Coro

 

Bellas hijas de Elim y del Turey,
el arieto de amor al viento dad,
y al son del tamboril y del magüey
aéreas en torno del Zemí danzad.

 

DOMINGO MORENO JIMÉNES


 

Desasimiento

 

Era blanca
y me perseguía;
era pálida
y me perseguía;
era casi diáfana
y me perseguía.
Mujer,
¿no sabes que ya yo he olvidado la vida?
Mujer,
¿no sabes que ya yo he trocado mi corazón por un cayado?
Mujer,
¿ignoras que hasta la lumbre de mi sentir se ha
                                    desvenecido?

 

 

TOMÁS HERNÁNDEZ FRANCO



 
Poema de Chewing-Gum
 
 

Y entonces, el gitano mudo,
cantó su canto como pudo:

Siento que mi alma se vuelve como la de una
        prostituta
-o que mi alma es una prostituta-
mientras espero el poema que tal vez va a llegar.

En mí todo poema es problemático.
Quizás el aborto de hoy hubiera sido
el parto de mañana
-todavía es más duro aprender a esperar-
y los fetos
pierrots-buzos-sin escafandra
me hacen reproches incompletos como sus
        propias vidas
solemnes, como las torres guillotinadas de Notre
        Dame;
pero,
«acabar» es bueno para los que tratan de engañar
al tiempo
o para los que nacieron con un poder de ases
tatuado sobre la frente
para poder reírse de los malos destinos,
mientras que en mí todo se queda trunco
porque nunca tengo tiempo para nada
ocupado en el negocio de mi ocio
gentleman-globe-trotter-sobre-los-mapa-
        mundis-arlequines!

Un día,
los loros amarán de amor
el corazón aceitado de los fonógrafos,
pero yo he roto todos los juguetes que hubiera
        podido amar
-navíos-claros de luna-torre-eiffel-
y me he quedado solo con un poema
maravillosamente incompleto:
sombría galería de mina abandonada
que mira al sol por los periscopios de los pozos
y donde nunca nadie encontró nada.

Me complico en negaciones:
sonda quisiera ser para el tonel de las Danaidas.
La temperatura de mi pensamiento
está llegando a menos
que dan vértigos
y un día me encontraré en mis propios antípodas
Robinson de una aventura
que sólo algunos locos podrán un día creer.

Los otros querían hacer «sentir» su poesía:
yo quisiera que la mía se pudiera mascar.
Poema inútil, como una pastilla de Chewing‑Gum.
Contarse a sí mismo. Manera
de ir viviendo cada vez más desnudo.
Llegar hasta a arrancarse la piel, alegremente
como lo haría un fakir
ante un grupo de marineros borrachos
que pensaron divertirse
y súbitamente
sintieron todo el dolor que el hombre no sentía
y guardaron toda la vida las pupilas espantadas
de lo que vieron esa noche.

De tanto rehusar todas las anestesias
invito más amigos para la fiesta de mi autopsia.

Disparejo, como un paisaje de ciudad
visto desde una torre,
mapa en relieve de mi Suiza interior
mi poema
-fotografía desde el avión de mi recuerdo-
escrito con una indiferencia de vaca que rumía
e inútil como una pastilla de Chewing-Gum.

Ya no estaremos ahí para regocijarnos,
yo no predigo nada porque estoy en la tierra mía
pero yo sueño un poema erizado de vértices
-ilusión de himalaya de cinematógrafo-
mecanoterapia para los últimos tziganos
vals-lento-del-danubio
atragantados de emoción.

Hay también Charlot, profesor de infinito,
-Biblia y Quijote-
quien con una sola mueca
marcóme la cifra de mi desesperanza
en el ábaco de las nebulosas.
Corazón de oro -lo hubiera dicho mi abuelo-
que se complace en hacer comer a la jauría
pedazos de su emoción
y finge creer que no lo sabe
-¿lo ignora la señora Chaplin, la madre de Charlot?
Nuestra emoción de ahora
más terrible que todas las viejas emociones
emoción de performance
de autódromo
de equilibrista japonés
y de la danza de los panes,
emoción que nos hace detener el corazón dentro
        del pecho
como
la máquina de un reloj que hubiese contado toda
        la era cristiana.

En realidad, la era cristiana terminóse hace
tiempo
estamos, simplemente, en la era del Hombre.

El amigo alegre que vino cargado con su mala
        noticia
se fue asombrado de mi lejanía
y comprendió que para mí ya no hay malas
        noticias.
Mi corazón tiene dos perfiles
pero al lado que miraba hacia atrás le he sacado
        los ojos
ruiseñor ciego que no me intereresa oír cantar.
Payaso de lo absurdo,
cada noche me trago el sable de mi vida
frente al público y con las mangas levantadas.
Como Alejandro el macedonio
me duplico en mis noches
y cada mañana puede creer
que regreso sin cansancio de algún tremendo viaje.

Vocación de suicidio de cada palabra mía
que a cada línea me van pidiendo a gritos
el reposo de algún punto final.
Vocación de suicidio de todo mi poema:
vocación de suicidio mía, que es mi única razón
        de ser.
Imán.
Estrella Polar.
Signo de prostituta.
-Galeote febril amarrado al remo de mi propia
        mentira
todavía no es tiempo. Todavía.

Poema de Chewing-Gum.
Poema inútil espejo de la vida mía
donde se puede ver mi corazón por el ojo de la
        cerradura
espantosa glosa sobre cada pétalo
de la rosa de mi ocio
que es el negocio en la Wall Street de mi pasión.

Poema rascacielo
con un solo ascensor:
castillo de naipes para mí que no tengo torre de
        marfil
poema que se puede mascar
como una pastilla de Chewing-Gum.

 

 

 

 

AÍDA CARTAGENA



 

De entero cuerpo

 

 

HUNDIDA en la sangre sin motivo,

raíz al aire corno ceiba anciana

o arbusto hoyando el muro que te viste.

 

Así tú me verás de entero cuerpo

sumergida en tu savia, Poesía,

buscando el terna que motiva

lo que te hace eterna:

vida angustiada o catedral,

agua que rompe,

nube de fuego,

rosa y amor,

o el paraíso perdido donde habita

el último sentido de la vida.