viernes, 25 de abril de 2014

DOMINGO MORENO JIMÉNES


 

Desasimiento

 

Era blanca
y me perseguía;
era pálida
y me perseguía;
era casi diáfana
y me perseguía.
Mujer,
¿no sabes que ya yo he olvidado la vida?
Mujer,
¿no sabes que ya yo he trocado mi corazón por un cayado?
Mujer,
¿ignoras que hasta la lumbre de mi sentir se ha
                                    desvenecido?

 

 

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