martes, 25 de abril de 2017

ISABEL FRAIRE



a Virginia Woolf




y todo ha de terminar en un oleaje de amargura
que rompe sobre su cabeza mientras avanza lentamente
dando la espalda al mundo
que estalla como una pústula

las olas estallan contra la costa

el veneno se acumula lentamente
pujante efervescente
multiplicándose las causas y los síntomas
de la putrefacción
hasta que las membranas se rompen incapaces ya de
contenerlo
y se derrama
horror indescriptible profecía realizada

estallan estallaron estallarán

y sin embargo
hay momentos
en que el mar es un remanso que llena el horizonte
y se justifica
la intensa voluntad
la voluntad de ver
de verlo claro
de llenarse
de ese momento eterno
en que el mundo es perfecto
visible
radiante mecanismo

una ola tras otra reproduce
chorreante su equilibrio esplendoroso

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